La adolescencia es una etapa de cambios personales y familiares. Nuevas formas de pensar y sentir requieren ajustes en las reglas familiares, que acepten las nuevas formas de expresión de los jóvenes.
Frecuentemente, en los hogares donde habita un adolescente, se oyen estrepitosos alaridos por parte de uno o ambos padres: “¡Qué vergüenza das con esos pelos!”, “¿piensas salir en esas así?”, “ese pantalón está deshilachado... no, así no sales”, “¡qué horror!, si estás más desvestida que vestida”, etc.
Incluso en algunos consultorios de psicología no es extraño escuchar a una madre que se queja: “mi hija cada vez se viste peor. No lo entiendo: si yo le enseñé a combinar los colores y el uso de los zapatos según la ocasión y el clima”. “¿Por qué le gustan las cosas rotas?”, “Qué debo hacer: ¿aceptar las fachas o exigir qué se vista normal?”.
Pero, ¿qué es normal? Ése es el punto de desencuentro entre los adolescentes y sus padres, pues cada uno tiene su propio punto de vista de lo que se considera normal.
Los padres que enfrentan la pubertad y adolescencia de los hijos, tienen que buscar alternativas que permitan encontrar el punto medio entre la libertad que a esta edad buscan los chicos y las normas que aún tienen que cubrir al ser dependientes de ellos.
Uno de los temas más polémicos con los adolescentes es la ropa, los padres tienen que ayudarlos en su adaptación a su nuevo mundo social y a las propuestas del mercado, tomando en cuenta la necesidad de afinar sus gustos, su responsabilidad para el cuidado de su ropa y su capacidad para tomar sus propias decisiones.
Algunos aspectos a tomar en cuenta son:
- La ropa comunica
La ropa es un medio de comunicación: con ella se dicen muchas cosas y los adolescentes se han dado cuenta que una imagen vale por 3 mil palabras y quieren utilizarla para expresarse.
De pequeños solían aceptar la ropa que su mamá decidía y, conforme crecen, sus opiniones se hacen mas patentes y ambos padres tienen que llegar a acuerdos con ellos. En la adolescencia saben lo que quieren, y no se trata sólo de escoger la ropa, sino de definir que son diferentes, autónomos y que toman sus decisiones.
Con la ropa, los peinados y los adornos buscan reafirmar su propia identidad, reflejar una personalidad única y original; aunque en realidad todos los adolescentes se visten de forma parecida, y lo que logran es mostrar y comunicar lo que caracteriza a su generación.
Están orgullosos de su vestimenta, porque instintivamente buscan que sus compañeros los miren y reaccionen. Así se sienten apreciados por parecerse a su grupo, y porque cada elemento del vestuario es un signo de pertenencia.
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