martes, 29 de mayo de 2012

Educación Adolescente



Los padres se preguntan: ¿Qué hacer ante un hijo adolescente? ¿Debo ser autoritario, amigo?, ¿Debo consentir, prohibir?…
Los padres deben “formarse” para afrontar esta etapa evolutiva. Deben seguir las pautas de educación adecuadas para controlar y evitar el conflicto. Es importante que lean mucho sobre adolescencia. Lean libros sobre la adolescencia. Piensen en su adolescencia. Espere cambios de humor en el hijo que normalmente es muy alegre y prepárese para más conflictos en el futuro que surgirán a medida que su hijo encuentre su lugar como persona. Los padres que saben lo que les espera pueden enfrentarse mejor a ello. Y cuanto más informados estén los padres, menor será el dolor.

Es evidente que con unos padres autoritarios, que toman ellos las decisiones unilateralmente los hijos serán incapaces de hacer nada porque siempre tendrán miedo, y si la rigidez ha sido mucha, lo más probable es que la crisis de oposición del chico o la chica sea mucho más grave. No olvidemos que el temor y el miedo nunca han sido formativos. Se debe enriquecer su personalidad, no anularla.

Aquellos que son sobre protectores,  tampoco favorecen a los adolescentes, que serán chicos tímidos, inseguros, incapaces de tomar decisiones, con un exceso de control paterno afectivo, que no es más que una forma de chantaje emocional.  “¿ te vas a ir? ¿ me dejas sola? Yo que siempre me sacrifiqué”.

El otro tipo de padres permisivos o muy permisivos, igualitarios, hacen que casi no se distinga quien es quien. En realidad suelen ser padres inmaduros, que no asumen la responsabilidad de la educación, son despreocupados, negligentes, o con pocos recursos educativos… Padres que por propia comodidad o por temor a ser impopulares ante sus hijos, mantienen actitudes de concesión constante. Ceden ante cualquier petición de los hijos. Esto es sin duda muy perjudicial, pues los niños crecerán sin patrones adecuados de conducta, no podrán identificarse con un modelo paterno, puesto que son colegas, y no podrán enfrentarse al mundo con la responsabilidad y la formación adecuadas porque sus padres no la han tenido.

Padres moderadamente autoritarios:

- No se debe mandar hoy una cosa y mañana otra, con contradicciones porque evidentemente nos hará perder credibilidad.

- Cuando se toma una decisión hay que mantenerla. Previamente hay que razonarla pero una vez tomada, deberemos mantenerla aunque cueste trabajo o sacrificio.

- No se puede exigir a los hijos lo que no somos capaces de hacer. Mantener una congruencia de vida, no podemos pedir orden si somos un desastre.

- Se debe mantener el control. No dejarse llevar siempre por la ira, el enfado, puesto que nos puede llevar a dar órdenes que luego tendremos que corregir.

- Ser tolerantes con las pequeñas cosas, (la ropa, el tatuaje, el pendiente…) y poder exigir en las fundamentales.

- Mostrar interés por todas sus acciones. No exigir, dar órdenes y desaparecer de la escena, leer el periódico o marchar de casa, desatendiéndose del hijo.

- Disponer de muchísima paciencia. No debemos olvidar que ellos tratarán de imponer sus criterios, aprovecharse de nuestras debilidades, debemos ser perseverantes, no claudicando nunca, y cuando nos veamos desbordados pedir ayuda a un profesional que nos oriente.

- Valorar todo lo bueno, lo responsable que sea, aunque sea minimamente, pues así será estimulado, procurando estar siempre para ver también lo que ha hecho bien, aunque sea su deber (como estudiar, o recoger su habitación) puesto que en esta crisis esto a él, al adolescente, le supone un esfuerzo.

- Forman hijos con confianza en sí mismos, con altos niveles de autoestima e independencia. Valoran la autonomía.

- Refuerzan la conducta disciplinada. Saben decir no.

- Dan  los consejos adecuados, pero no imponiendo siempre su criterio.

- Son padres, no amigos, pero no son inaccesibles.

-Mantienen una comunicación amplia y pueden detectar problemas.

Como educar a un Adolescente:

Los tres ingredientes principales y básicos son  empatía , sentido común y sobre todo mucho, mucho amor:  ponerse siempre en el lugar de su hijo, llegar a sentir como siente él ,( empatía ) tratar de ser lógico, no dejarse llevar por el dramatismo, ni por los demás, ser consecuente ( sentido común ) , y sobretodo  quererle, pero sin condiciones, ( amor, puro y duro, el más difícil pero el mejor, el amor  a los hijos ).

Otros ingredientes:

- Mucha Información:

Informe a su adolescente y manténgase informado : La adolescencia es a menudo una época para experimentar y a veces esto incluye comportamientos arriesgados. No evada los temas relacionados con el sexo, las drogas, el alcohol y el tabaco, converse con su hijo abiertamente sobre estos temas antes de que se vea expuesto a ellos aumenta las probabilidades de que su hijo actúe de forma responsable cuando llegue el momento.

 Respeto  a su privacidad:

Para algunos padres esto es algo muy difícil. Creen que todo lo que hacen sus hijos es asunto suyo. Si existen señales de alerta que indican que puede haber problemas, usted se podría ver obligado a invadirla privacidad de su hijo hasta que llegue al fondo del problema, pero de lo contrario, manténgase al margen.

Respete su espacio. El dormitorio de un adolescente y sus llamadas telefónicas , mensajes, e-mails, deben ser algo privado y no hay necesidad de compartan con uno de sus padres todas sus ideas o actividades.

Supervisión pero sin tercer grado:

Todos los niños, adolescentes o no, requieren supervisión de los padres y usted tiene derecho a saber dónde estará su hijo y qué hace. Pero no espere que le dé todos los detalles ni que lo invite a ir con él/ella.

Establezca la costumbre de que explique con quien sale y donde podríamos buscarle en caso de necesidad.

Respetar su intimidad y sus silencios, sin intentar hacerle hablar de algo que no quiera. No presionarlo y mantenerse receptivos para que el joven sepa que puede contar con el apoyo de los padres.

Escucha activa 

Escuchar  con atención lo que quieren explicarnos o preguntar. Cuando hable con él, concéntrese en lo que dice. Hágale alguna pregunta sobre lo que explica para demostrar que realmente se quiere enterar bien. Y sobretodo nunca diga “ ahora no tengo tiempo”.

Hablar también de lo que les interesa a ellos. Da tiempo para abordar los temas que nos interesan a nosotros.

- Establecer de antemano reglas apropiadas:
Sepa ceder y ser flexible. Si su hora de llegada no es la que el quiere, trate de negociar. Si se porta bien,  el aumentar la hora de llegada puede ser un premio. Tenemos que fijar normas y límites pero a través del diálogo para que nuestros hijos acepten y asuman compromisos. Tenga previstas las sanciones.

- Menos crítica, más elogios:


En primer lugar, la crítica y la corrección debe combinarse con el uso frecuente de elogios. Es decir, debes ser capaz de ver también lo que tu hijo hace bien y decírselo. Por muy desastre que te parezca tu hijo, seguro que tiene también valores positivos que debes esforzarte en reconocer. Además es necesario corregir con mucho cariño. Por tanto la crítica debe ser  serena y ponderada, sin precipitaciones y sin apasionamiento. Cuidadosa, sin ironía, sin sarcasmo, como se corrige a un amigo.

Tómarlos en serio: 

No tratarlos como seres inferiores que explican cosas de las que estamos de vuelta.

No sermonear: 

No aprovechar  cualquier  ocasión para soltarles “el mismo rollo”.

No hacer comparaciones: 

Es importante evitar, tanto cuando les hagamos propuestas como cuando los censuremos, ponernos a nosotros mismos como modelos ("A tu edad yo...") o poner como ejemplo a otras personas ("Mira tu hermano como..."). Es injusto, ofensivo y un camino seguro para conseguir su animadversión. En todo caso compáralo con él mismo ("Seguro que lo conseguirás, como cuando hiciste...").

Libertad  según responsabilidad: 

A mayor responsabilidad, mayor autonomía, y ante faltas de responsabilidad, restricciones de autonomía. Si le engaña o falta a sus compromisos, no le grite ni le riña. Explíquele con toda la calma de que sea capaz, que ha faltado a nuestra confianza, por lo cual tendrá menos autonomía hasta que demuestre que es digno de confianza.


Explique siempre porqué: 

Siempre que pida a su hijo que haga algo, explique por qué se lo pide. No use expresiones como "porque lo digo yo" o "porque sí".

- No dude siempre: 

Deje que se explique. Dar  crédito a lo que dice salvo cuando tenga evidencia de lo contrario.

- El perdón: 

Cuando sea necesario. Usted puede perdonar y también pedir perdón, eso no le hace más pequeño ante sus ojos sino más grande.

Tiempo: 

Para él, para los dos. El debe ser lo más importante. Compartan alguna actividad ( acompañarle a partidos, o actividades extraescolares, ver la fórmula uno, escuchar música, ir de compras, etc..meterse un poco en su mundo…).

Compartir: 

Alguna preocupación personal con su hijo y pidiéndole su opinión (temas al alcance de su nivel madurativo: problemas de trabajo, de salud...) puede facilitar la comunicación entre ambos.

Asegurarle nuestra cercanía y afecto incondicional, independientemente de sus logros y comportamiento. El adolescente también necesita sentirse seguro y querido por sí mismo. No de por supuesto que su hijo lo sabe, se puede expresar también físicamente cuanto le  quiere, con abrazos, o besos, independientemente de la edad que tenga. Especialmente : Quiérale… digáselo y demuéstreselo…

Recuerde que eso es lo único importante para que su hijo sea una persona feliz…y recuerde que ese tiene que ser nuestro objetivo como padres.

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